Blog de Grefusa 2 octubre, 2019
Anacardos, avellanas, almendras, pistachos, nueces… Hay una gran variedad de frutos secos muy nutritivos y de gran sabor que constituyen un complemento ideal en nuestra dieta. Los frutos secos son fuentes concentradas de energía y son especialmente ricos en grasa (40-70%), destacando que la calidad de la misma es muy satisfactoria, pues contienen principalmente ácidos grasos monoinsaturados (AGM) y poliinsaturados (AGP), como el ácido graso omega 31.
¿Sabías qué… el consumo de una cantidad moderada de nueces, sustituyendo a una parte de la grasa saturada de la dieta, puede reducir significativamente el riesgo cardiovascular? ¡Las nueces son ricas en ácidos grasos omega-3, como el ácido linolénico, que tiene un efecto muy beneficioso para el corazón2 y contribuye a mantener los niveles normales de colesterol sanguíneo3. Además, una ingesta diaria de 30 gramos de nueces ayuda a mejorar la elasticidad de los vasos sanguíneos!
Muchos son los beneficios que aportan los frutos secos para nuestro organismo:
La mayoría de los frutos secos, como la almendra, el anacardo o la avellana, tienen alto contenido de magnesio, lo que ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga, contribuye al mantenimiento de los huesos y dientes en condiciones normales, al metabolismo energético normal y al equilibrio electrolítico.
Las nueces y las pipas de girasol, presentan un alto contenido en potasio, lo que contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y de los músculos y al mantenimiento de la tensión arterial normal.
La almendra, la avellana o el pistacho, presentan un alto contenido de fibra, lo que contribuye a regular el tránsito intestinal.
Los expertos recomiendan consumir de 3 a 7 raciones a la semana para adultos sin contraindicaciones, teniendo en cuenta que una ración la forman unos 25 gramos de frutos secos (equivalente a 6-7 nueces, por ejemplo).
En definitiva, los frutos secos poseen múltiples propiedades nutricionales beneficiosas para el organismo y además de como aperitivo, se pueden incluir en el desayuno – añadiéndolos a los cereales- o en las comidas – como complementos de pastas o ensaladas de verduras o frutas4. ¡Son perfectos para cualquier momento!
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