La calidad nutricional de los alimentos viene declarada en la tabla de información nutricional. En España, se indica siempre por 100g y en ocasiones por ración, pero dado que lo que siempre encontraremos será la información x 100g, debe ser ésta la que aprendamos a interpretar.
La tabla especifica el valor nutricional del alimento incluyendo información de valor energético (kcal y kJ), así como cantidad de proteínas, hidratos de carbono y grasas.
Como reglas principales, debemos comprobar y comparar cuando tengamos que elegir entre varias opciones:
Grasas:
Tienen muchas funciones importantes en nuestro cuerpo, la principal es que nos dan esa energía que necesitamos, pero también ayudan en la formación de vitaminas y hormonas. En lo que debemos fijarnos es en el tipo de grasa (saturadas o “malas” vs. Insaturadas o “buenas”).
de las cuales saturadas:
Estas grasas serían las que llamamos “grasas malas” porque se vinculan con efectos negativos para nuestra salud, por lo que se recomienda consumirlas con moderación y lo menos posible.
Hidratos de carbono:
También nos proporcionan la energía que necesitamos para el mantenimiento de las funciones de nuestro cuerpo. Es importante vigilar el tipo de hidratos de carbono que consumimos (azúcares, fibra...).
de los cuales azúcares:
Los azúcares los podemos encontrar en los alimentos de forma natural o bien pueden ser añadidos, en este último caso, cuanto menos, mejor. La cantidad de azúcar que aparece en la tabla es el azúcar total (naturales+ añadidos).
Fibra alimentaria:
Es un componente que se encuentra en los alimentos de origen vegetal y que no se digiere totalmente. La consecuencia de esto es que produce efectos beneficiosos en los procesos digestivos y en la función intestinal.
Proteínas:
Su función principal es la estructural, es decir que son un componente básico para el crecimiento, reparación y renovación de nuestros músculos y huesos, por lo que es importante consumirlas a diario y tener en cuenta su calidad.
Sal:
La sal nos aporta sodio, un mineral esencial, pero su consumo en exceso está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades. Por ello, se recomienda reducir su consumo.
Además, la lectura de la lista de ingredientes nos da también información importante: aparecen todos los componentes del alimento, en orden decreciente, es decir, el primero es el ingrediente mayoritario o principal y el último el que está en menos cantidad. No solo nos da idea de cantidad, sino también el origen de cada ingrediente.
Debemos buscar alimentos en los que se indique aceite vegetal (oliva, girasol, soja…) y que no contengan aceite o grasa de palma.
Desde diciembre de 2014 es obligatorio especificar el tipo de aceite así como todos ingredientes que pueden causar alergias alimentarias.